jueves, 24 de marzo de 2011

NEFERTITI







Creemos que ha llegado el momento de dedicar un espacio a la persona que compartió y participó activamente en los profundos cambios llevados a cabo por Akhenatón, nos referimos a la reina Nefertiti. Lo primero que debemos señalar es la incidencia con la que Nefertiti aparece representada junto al faraón en actos oficiales y ceremonias importantes, este hecho nos recuerda a la propia madre de Akhenatón, Tiye también estaba muy presente en la vida política junto a su esposo Amenofis III, puede que el fuerte carácter de Tiye marcara, de alguna manera, el rumbo que tomó la relación de Akhenatón y Nefertiti.
El origen de Nefertiti es una cuestión aún no clara. La hipótesis de su procedencia extranjera cobró forma por el significado de su nombre "la bella que ha venido", se la identificó con la hija del rey hitita contemporáneo de Amenofis III, la cual fue enviada a Egipto con el objetivo de protagonizar un matrimonio que reforzara la relaciones diplomáticas entre las dos potencias. Otra posibilidad propuesta por estudiosos nos habla de una Nefertiti egipcia, hija de alto funcionario Ay, que tuvo un importante papel en la corte de Amenofis III y posteriormente formó parte del círculo de Akhenatón. Al margen de este debate lo que parece indudable es el protagonismo del que gozó Nefertiti en los asuntos del Estado, algunas de la representaciones conservadas así lo demuestran. La reina aparece revestida de los símbolos del poder y en actitud de ejercerlo. En este sentido hay que interpretar un relieve conservado en Bostón, procedente de Hermópolis, donde la reina es representada en actitud de golpear a un enemigo arrodillado y además está coronada, debemos recordar que esta iconografía estaba reservada para el faraón. La estética de todo el período amarnico se aparta conscientemente de la trayectoria artística egipcia, esta forma de marcar diferencias nos ayuda a construir algunas ideas en cuanto al papel de Nefertiti. Los colosos de Akhenatón procedentes de Karnac participan en esta nueva estética, el faraón aparacere como un ser asexuado que encarna tanto el principio masculino como el femenino haciendo una síntesis de la pareja real que reúne el principio creador, representa lo primigenio. Esta idea es vértebra de la teología atoniana que identifica a Atón con la fuerza creadora y la pareja real es una encarnación de este principio.

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